Dedes los primeros días de vida ocurren cambios en la corteza cerebral, modificándose las conexiones neuronales y dando origen a una corteza cerebral más desarrollada que permite la elaboración de movimientos voluntarios y de mayor complejidad.
Desde el punto de vista de su motricidad gruesa, en los primeros meses, el bebé se esfuerza por controlar su cabeza y cuello, a través de la búsqueda visual y el seguimiento con la mirada, la búsqueda de fuentes de sonidos y reflejos de búsqueda perioral, entre otros, el bebé mueve en diferentes direcciones, y al estar en posición prona (acostado sobre su abdomen) busca levantar la cabeza.
Poco a poco va adquiriendo mayor control y fuerza de su cabeza y extremidades superiores para permanecer más tiempo en la posición prona.
La posición prona es fundamental, pues le permite al bebé prepararse para alcanzar la posición sentada y desarrollar mayor control de su tronco.
Por lo general entre los 4 y 6 meses el bebé aprende a rodar para pasar de la posición acostado boca arriba hacia la posición acostado boca abajo. Este es el primer cambio de posición que el bebé realizar de manera independiente.
Jugando en las posiciones prona y sentado, el bebé desarrolla fuerza y control en su cabeza, su tronco, sus brazos y también sus piernas, pues buscará desplazarse de alguna manera.
Habitualmente los bebés comienzan a desplazarse a través de la reptación, es decir se van arrastrando de guatita, coordinando sus extremidades superiores e inferiores para lograrlo. Esto último es un gran ejercicio y prepraración para el gateo.
Si bien el gateo no es un hito del desarrollo, es decir, no todos los bebés lo realizan en su trayectoria de desarrollo, es una habilidad que se ha visto tiene efectos positivos en su desarrollo global, como en el desarrollo de la marcha independiente y la orientación en el espacio.
Una vez logrado el control maduro del tronco, y mayor control y fuerza en su cintura pélvica, el bebé comienza a lograr posturas más altas, como la posición arrodillada. Desde esta posición, el bebé puede traccionarse desde un mueble para llegar a pararse.
Cuando el bebé descubre que puede llegar a la posición de pie por sí solo, buscará hacerlo una y otra vez. Practicando este patrón de movimiento, fortalece sus músculos y perfecciona la técnica. Siente el peso de su cuerpo sobre sus pies. Ahora la superficie que recibe el peso del cuerpo es significativamente más pequeña que al estar acostado, sentado o en posición de gateo. Es una posición más desafiante pues es más inestable.
Cada vez irá desarrollando más control de su cuerpo en esta posición bípeda. Luego comenzará a dar pasos laterales, mientras se va apoyando de muebles o superficies de su entorno.
Llegará un momento en el que será capaz de mantenerse de pie sin apoyos por algunos segundos.
La marcha independiente sigue una evolución característica, como se observa en la imagen de abajo. Inicialmente es inestable, con pasos cortos, los brazos fijos en posición alta y una amplia base de apoyo. Paulatinamente, los brazos van bajando, los movimientos son más fluidos y hay mayor control en la velocidad y los cambios de dirección.
Fuente: Center for Disease Control and Prevention.
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